Díaz-III

Remordimiento

Era muy dulce, angelical y breve,
era como un botón de amanecer,
sutil y casta, diminuta y leve,
pero yo… no la supe comprender.

Era un lirio prendido en la reseda,
una canción de amor hecha mujer.
Rasgué su carne de alabastro y nieve
pero yo… no la supe comprender.

Me dio el nirvana de su seno amante,
el éter blando de su adormecer,
el leitmotiv para que vibre y cante
pero yo… no la supe comprender.

Y ahora, dos paralelos nuestras vidas,
siempre hasta el infinito desunidas
y siempre indiferentes se han de ver.

Mientras en lo hondo de mi pensamiento
muerde el fantasma del remordimiento
porque yo… no la supe comprender.


florecitas

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