Pedro Henríquez Ureña-XXVIII

A Josefa A. Perdomo

En su muerte

¡Duerme, poetisa! Pues que aquí en el suelo
sólo llanto y dolores encontrabas,
y “mi única esperanza está en el cielo”,
¡ay! en tu lira armónica cantabas,

mejor era volar a esas regiones
do todo es esplendor, luz, armonía,
do puedes elevar dulces canciones,
do de la Eternidad ves la luz fría.

¡Duerme! Que tu memoria aquí te evoca,
que tus cánticos dulces recordamos.
¡Duerme! Que no seremos cual la roca.
Tus virtudes felices veneramos.

Cabo Haitiano, agosto1896


florecitas

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