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rosa amarilla

Tus manos y las mías

Por María Inés Iacometti (1972-)

(Audio de este poema recitado por la autora)


A mi mamá Amelia Rosa Maldonado

No hay un sitio de la casa
que no te refleje.
Estás impregnada en su aliento limpio
con aroma a constancia
y gajitos de menta.

Mis pasos y tus pasos se midieron
igual el pelo
y los sueños
pero las manos
-tus manos y las mías-
con el tiempo
se hicieron una,
tuvieron la necesidad de contemplarse
mutuamente,
de moverse lentas
o ágiles
hasta el cansancio
o el milagro.

El libro de tu vida
tiene el destello
de inquietudes demoradas
y las esperas en él
se prolongan
en vaivenes de pasados
confundidos con presentes.

Tu opción por la familia
con extrema prioridad
nos ha brindado el cobijo
a cualquier dolencia.

Mamá
te sabemos incompleta
y sin embargo
no podríamos pedir más.
Te sabemos con carencias
y sin embargo
no podrías ofrecer más.

Te sabemos limitada
y sin embargo
tus brazos se alargan
tus ojos se extienden
tus hombros se ensanchan
y tus lágrimas
nos refrescan
nos abarcan
en súplicas incansables.

Mamá
que no nos falte gratitud
en hechos y plegarias
en esta huella
y las otras.

Que las horas sean pródigas con vos
y repliquen en amor
lo tanto que nos amás.


Reproducido, con permiso de la autora, 5 de mayo 2022


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