La montaña estaba allí para ser señalada.
Robert Frost “The mountain” (TR ejm)
Pastizales cubrían un poco las laderas,
y luego había una pared de árboles con troncos:
Después de éso, sólo las copas de los árboles y las barrancas
imperfectamente escondidas entre las hojas.
La Montaña y la Sierra

Las montañas más altas de las Antillas.
Foto: Miguel Rojas
Muchas de las montañas que vemos hoy eran mucho más altas cuando nacieron. Todas las montañas nacen por movimientos de la corteza terrestre. Cuando nacen, son rápidamente conquistadas por las plantas y animales de la superficie, que se aprovechan de los nuevos nichos que las montañas proveen.
La joven montaña empieza a recibir el ataque del sol, viento, organismos, temperatura y lluvia, y poco a poco se va desmenuzando. Los pequeños riachuelos que nacen en ella arrastran las migajas de la montaña en forma de arena y arcillas y las llevan hasta el mar. Una vez allá, el sedimento de la montaña volverá a ser parte del interior de la tierra y algún día, en el futuro, resurgirá nuevamente como una nueva montaña.
Composiciones musicales
- En la gruta del rey de la montaña – Suite Peer Gynt N°1 Op. 46 de Edward Grieg
- Obertura las Hébridas (La gruta de Fingal) de Felix Mendelssohn
- Una noche en la Montaña Pelada de Modest Músorgski
Poemas de las montañas
- La Monteada de Javier – José Reyes (1965-)
- El camino en la montaña – Víctor Garrido (1886-1972)
- Lamento en la montaña – Gloria Fuertes (1917-1998)
- Montañas en la noche – Herman Hesse (1877-1962)

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