Agua IV

El Río

Por Franklin Mieses Burgos (1907-1976)

Con su húmeda espada reluciente
(caballero de niebla y de rocío)
camino que camina, pasa el río,
solitario, desnudo y transparente.

Desde su pie descalzo hasta su frente,
como clavada hoja en el vacío,
sube a su piel un hondo escalofrío
de misterioso hielo permanente.

En torno de la luz que le enajena
(desolada, metálica, de cobre)
hay una voz oculta que resuena.

Por esta voz que eterna le reclama
hacia la inmensa soledad salobre
¡su corazón de agua se derrama!


Publicado en Aula. Revista General de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, (54), 98-101. 1985. https://doi.org/10.33413/aulahcs.1985.0i0.32


florecitas

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