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Renacuajo

Por Luis Carvajal Núñez (1954 -)

Promesa incomprendida de rana o de comida
que da vida a las aguas,
que en la mugre te agitas,
el bípedo que habla no se atreve a pensarte.
No sabe que el eterno temblor que te contiene
limpia el agua de dudas
y le lava su sed de temores y brumas;
le protege la sangre que circula en sus venas,
defiende la armonía
de músculos y nervios
y hace posible el genio que habita en su poesía.

Que un asesino alado es el pan de tus días.
Que cuando duerme quieta su cría tibia y tierna
tú, sin que el bípedo sepa,
eres la fiel vigía que protege su sueño
y defiende su vida.

Que aunque no cantes nanas
ni adornes sus paredes;
que te teman, te ignoren,
que no habites pinceles,
que envenenen tus aguas
y te cierren las vías.
Que te acusen, que injustos,
de ensuciar lo que limpias.

Que ignoren que tú eres
quien permite los besos
que se dan los amantes
cuando soplan los vientos,
cuando brilla la luna,
cuando el sol es misterio,
cuando la hormona es guía.

Tú serás, si es que llegas,
saltarín ambulante,
corredor de pantanos,
de piedras, de portales,
de flores y de huertos
un aliado constante
del pan, de la semilla,
del amor en las piedras,
del arado y la espiga.

Pequeño renacuajo que en las aguas agitas
tu existencia tan breve,
permite que mi verso
sea el agua donde habite tu magia, tu secreto,
tu verdad y tu lira.

Yo, bípedo con huesos y con sangre caliente,
que te debo la calma, que te debo mis sueños,
que te debo la savia que alimenta mi verso;
me inclino reverente,
reconozco tu aporte
y declaro ante el mundo
que tu vida, tan simple, completa el universo.


Publicado con permiso del autor.


florecitas

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