Bosques IV

Las Dos Palmas

Por Manuel de Jesus de Peña (1834-1915)

Sobre un cerro empinado
-Columna solitaria.
Gallarda, magestuosa,-
Una palma se alzaba;
I en un valle profundo
-majestuosa, gallarda,
Solitaria columna,-
Alzábase otra palma.
“Yo soi. sí. la señora
De esta bella comarca;
Los árboles mas altos
Vejetan á mis plantas;
I mi soberbia copa.
Del viento acariciada.
Oculta entro las nubes
Su agreste pompa i gala.”
Así habló la del cerro
-Con la voz do las auras-
A la palma del valle,
Que replica enojada:
“¿Para qué tanto orgullo!
Por qué soberbia tanta!
¡Es acaso diverso
Nuestro origen, hermana!
¡Acaso es diferente
Nuestro fin, desdichada?
¡No cubre el mismo cielo
Nuestra copa lozana?
No es una nuestra sávia?
I cuando el rayo truena,
I cuando el noto brama…. “
No sigue: hiende el rayo
La majestuosa palma
Del empinado cerro,
I el noto la arrebata.
Empero calla el rayo.
El noto airado calla,
I la palma del valle
Compadecida oxclama:
“Asi la elevación
De las criaturas pasa….
Oh! no hai mas diferencia
Entre las cosas criadas
Que las que ha establecido
-En la esencia preciada,
Con justicia infalible,-
Naturaleza sábia.


Publicado en Lira de Quisqueya de José Castellanos. Santo Dominco, 1874.
Nota: El poema fue transcrito como está publicado. Lo que parecen faltas ortográficas es el estilo de escribir del año de publicación.


florecitas

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