América Rota
Pronto ponte a coser tu geografía
no la que por el río se te va para siempre.
Comienza a usar tus ojos que son vírgenes.
Te quedan sólo ahora tres minutos de historia.
Empieza ya a juntar tus pedacitos,
los que te van dejando en el saqueo….
tus andrajos geográficos, tu cédula,
se llevan todo menos tu cadáver.
Comienza ya a juntar lo que te queda,
tu vinagre intocable y desatado,
cicatrices que aún corren como ríos,
fronteras como venas que van hacia una espada,
como el mapa de un cráneo que bajara de pronto
hasta tu mano donde el hombre empieza.
Deja ya de dormir bajo los árboles,
poderosos no quieren que despiertes,
vigilan tu inocencia de poderes atómicos,
la cuidan como cuidan su huesito los perros,
o como los guardianes a su barril de pólvora.
Pero los que negocian con tu hambre
te están enseñando a unirte.
Al sirviente gigante que ha crecido a tu lado
el crecimiento le quitó la cordura,
cada vez que se mueve te aprieta el horizonte.
Cada instante que pasa sin unirte
es un poco de tierra que le echas
a tu cadáver vivo, a tu zombi….
Indefensos y hambrientos
tus inditos te esperan a la puerta del rancho,
pero resulta que tú no llegas
porque estas discutiendo en el palacio
pequeños intereses personales
con un nacionalismo de mendigo sin ojos.
Mientras tanto,
está bien que tú pongas los panes en el grito,
y que llenes un vaso con agua de tus ojos,
para luego,
a la salud de todos tus ladrones,
sin pedirles permiso te lo bebas.
Ellos dirán: “es puro masoquismo”,
pero lo que te tragas es pura dinamita.
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