Hermana Ana
Grandes masas opacas,
los muros se levantan
contra el cielo callado.
De aroma de jazmines
y de rayos de estrellas,
el aire está temblando.
Asomada en silencio
sobre la noche, aguardo.
Entre el alma y su ahnelo
crece el límite opaco
No puede la mirada
atravesar los muros
pasar sobre los muros
entre el alma y la esfera
altos, que crecen entre
el alma y la esperanza
crece el límite opaco.
Sube más alto, alma,
más alto que los muros.
¿Qué miras, más allá,
bajo el cielo callado?
Más allá, el cielo curvo
ajusta al horizonte
su párpado cerrado.
Habana, Junio de 1936
Publicado en Obras y apuntes. Tomo III: Camila Henríquez Ureña. (2020). Editorial Universitaria (Cuba).
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