Romántica
ROMÁNTICA
Sacude la infalible primavera
Una vez más el sueño de la era.
La tierra, por la nieve ensordecida,
No advierte su presencia diluida,
Mas hay un primer nido entre los setos,
Un olor recatado en los abetos,
Hay un lejano fondo de oro cálido
Bajo el tímido azul del cielo pálido
Y una canción bisílaba entonada
A mi ventana incierta en la alborada,
Siente también mi alma una llamada breve,
¿A qué me llamas, primavera aleve?
Me defienden las nieves del pasado
Bajo ellas duerme el corazón callado.
Déjalo en su inconsciencia, no lo nombres.
No reverdece el cuerpo de los hombres.
Si, fue hermosa la hecha, mas ahora
es más dulce el descanso de esta hora
(dulce es sentir la muerte e la hora)
Mas no puedo negarme: un gran anhelo
me arrebata a ganar un nuevo cielo.
En el alma una nueva adolescencia
pone un resurgimiento de violencia.
No reverdece el cuerpo, pero eterno,
el espíritu escapa del invierno
del sufrimiento, y se alza, en nueva esfera,
a ensayar una nueva primavera.
Vassar, 15 de mayo de 1994.
Publicado en Obras y apuntes. Tomo III: Camila Henríquez Ureña. (2020). Editorial Universitaria (Cuba).
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