Flores de Otoño
Crisantemas,
crisantemas como el oro,
crisantemas cual la nieve,
desplegad vuestras corolas,
las corolas como el sol de mediodía,
las corolas como el mármol inmortal.
¡Qué lucientes
en el rico invernadero
o tras límpidas vidrieras,
entre rosas como auroras,
entre vívidos claveles como sangre,
entre tímidas violetas como el mar!
¿Es que sueñan
en atávicos ensueños,
en olímpicas nostalgias,
con su país encantado,
con su patria luminosa que no han visto,
con Cipango, el lejanísimo Japón?
Desterradas,
sólo nacen con las nieblas,
sólo viven en Otoño.
¡Flor de oro, flor de nieve,
ya ha pasado entre esplendores el estío,
ya es la hora, desplegad vuestro botón!
Nueva York, octubre de 1901
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