Díaz-I

Posesión

Gracias a ti, Señor, que me la diste
como hace tanto tiempo la soñaba;
toda la dicha que en el mundo existe
la sentí cuando ansiosa me besaba.

Gracias, Señor, la tuve toda mía,
pasional y emotiva, dulce y loca,
y me sorbí la miel y la ambrosia
de la uva madura de su boca.

Toda la vida me la dio al besarme,
me dio un placer difícil de decir,
por éso tú no tienes más que darme,
ni yo tengo más nada que pedir.


florecitas

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