Díaz-IV

Siempre

Cuando la vida se te vuelva amarga,
cuando la angustia te comprima el pecho,
cuando no puedas soportar la carga
del dolor y el despecho.

Cuando cansada, triste y abatida,
todo hálito de amor te sea negado,
cuando el dolor te torne arrepentida
por lo que hayas llorado.

Entonces…

Te daré luz para tu noche triste,
me haré muy dulce con tus amarguras
y en cambio de las penas que me diste
yo te daré ternuras.

Con la caricia de mi pensamiento
vivirán tus jardines interiores,
y si te asalta algún remordimiento,
te daré besos, para que no llores.

Así te probaré que te he querido,
que ni el rencor siquiera me hace odiarte,
que todos los agravios los olvido,
y el mismo amor me obliga a perdonarte.


florecitas

Regresar a las obras de Héctor J. Díaz