Fiallo-II

El silencio de unos ojos

Qué me dicen tus dulces ojos negros, 
tan cargados de sombras, ¡oh, adorada! 
que en la noche me basta su recuerdo 
para llenar mi corazón de lágrimas.

Qué me dicen tus dulces ojos negros, 
en su silencio lleno de palabras 
tan leves, que el oído nunca advierte 
cuando se adentran en mi oscura entraña…

Tal dos aves que buscan su refugio
en un agrio peñón de oculta playa,
y en su áspero nidal, en vez de cánticos
alzan al cielo súplicas calladas.


florecitas

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