Skip to content

Nicolás Guillén (1902-1989)

Guitarra

A Francisco Guillén

Tendida en la madrugada,
la firme guitarra espera:
voz de profunda madera
desesperada.

Su clamorosa cintura,
en la que el pueblo suspira,
preñada de son, estira
la carne dura.

Arde la guitarra sola,
mientras la luna se acaba;
arde libre de su esclava
bata de cola.

Dejó al borracho en su coche,
dejó el cabaret sombrío,
donde se muere de frío,
noche tras noche,

y alzó la cabeza fina,
universal y cubana,
sin opio, ni mariguana,
ni cocaína.

¡Venga la guitarra vieja,
nueva otra vez al castigo
con que la espera el amigo,
que no la deja!

Alta siempre, no caída,
traiga su risa y su llanto,
clave las uñas de amianto
sobre la vida.

Cógela tú, guitarrero,
limpiale de alcol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.

El son del querer maduro,
tu son entero;
el del abierto futuro,
tu son entero;
el del pie por sobre el muro,
tu son entero…

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.

Obra poética 1920-1972, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1972.


Salvador de Madariaga (1886-1978)

La Guitarra

A Andrés Segovia

Ocho sonoro donde el aire espera
dormido, el despertar de la armonía,
tensas cuerdas, salientes todavía,
grávidas de su gloria venidera,

mástil, en cuya plana de madera
cuerdas y trastes en su geometría
trazan un quieto hexagrama en que un día,
viva se grabara música entera,

de tu vientre fecundo, ocho sonoro
la mano sabia que su genio guía
hará brotar en un ensueño de oro

De Juan Sebastián Bach la melodía
alzando el cielo en anhelante coro
escalas de infalible simetría


Mario Benedetti (1920-2009)

La Guitarra

Ah la guitarra esa mujer en celo
que habla en su canto y muere en su silencio
con tu salud de música nacida
me brindas un placer casi doliente
y eso porque tus cuerdas te dicen lo que digo
y lo que digo es triste de cristal.

Ah la guitarra esa mujer que llega
con un amor de huésped indefenso
tu mástil o tu puente o tu rasgueo
tu voz quebrada en todos los idiomas
me dejan libre para la alegría
que sube o baja en tu cordaje neutro.

Ah la guitarra esa mujer sensible
que invade el patrimonio de la noche
mueve las humedades del follaje
y se roza con árboles sonámbulos
ah la mujer esa guitarra erótica
que se exhibe desnuda en la terraza.


Antonio Machado (1875-1939)

Guitarra del Mesón

Guitarra del mesón que hoy suenas jota,
mañana petenera,
según quien llega y tañe
las empolvadas cuerdas.
Guitarra del mesón de los caminos,
no fuiste nunca, ni serás, poeta.
Tú eres alma que dice su armonía
solitaria a las almas pasajeras…
Y siempre que te escucha el caminante
sueña escuchar un aire de su tierra.


Pablo Neruda (1904-1973)

Oda a la Guitarra

Delgada
línea pura
de corazón sonoro,
eres la claridad cortada al vuelo:
cantando sobrevives:
todo se irá menos tu forma.

No sé si el llanto ronco
que de ti se desploma,
tus toques de tambor, tu
enjambre de alas,
será de ti lo mío,
o si eres
en silencio
más decididamente arrobadora,
sistema de paloma
o de cadera,
molde que de su espuma
resucita
y aparece, turgente, reclinada
y resurrecta rosa.

Debajo de una higuera,
cerca del ronco y raudo Bío Bío,
guitarra,
saliste de tu nido como un ave
y a unas manos
morenas
entregaste
las citas enterradas,
los sollozos oscuros,
la cadena sin fin de los adioses.
De ti salía el canto,
el matrimonio
que el hombre
consumó con su guitarra,
los olvidados besos,
la inolvidable ingrata,
y así se transformó
la noche entera
en estrellada caja
de guitarra,
temblando el firmamento
con su copa sonora
y el río
sus infinitas cuerdas
afinaba
arrastrando hacia el mar
una marea pura
de aromas y lamentos.

Oh soledad sabrosa
con noche venidera,
soledad como el pan terrestre,
soledad con un río de guitarras!
El mundo se recoge
en una sola gota
de miel, en una estrella,
todo es azul entre las hojas,
toda la altura temblorosa
canta.

Y la mujer que toca
la tierra y la guitarra
lleva en su voz
el duelo
y la alegría
de la profunda hora.
El tiempo y la distancia
caen a la guitarra:
somos un sueño,
un canto
entrecortado:
el corazón campestre
se va por los caminos a caballo:
sueña y sueña la noche y su silencio,
canta y canta la tierra y su guitarra.


Guitar 1904388 Small

Regresar a Guitarra y Poesía