Henríquez-II

Never More

Para José Santos Chocano

Por las interminables avenidas, 
en busca de pretéritos mesones, 
veo plazas desiertas, 
luces emustiecidas, 
graníticos balcones, 
ventanas ojivales 
y monásticas puertas 
que, vistas a través de sus cristales, 
fingen estar de par en par abiertas.

Camino a la ventura. Monologo 
sobre un dolor de siglos que ahora es mío. 
El silencio interrogo; 
y grabando mi planta en el vacío 
de la noche callada, 
en torno de las cosas espacío 
la inquisición febril de una mirada. 
¿En cuál de estos cristales fue que un día 
el pájaro siniestro 
sacudió sin calmar su ala sombría, 
enseñándole al lóbrego maestro 
del canto y del dolor 
un dolor infinito en la elegía 
del monótono y lento Never More?

Subitáneo celaje 
pone a mi inquisición tétrico punto: 
es la última hoja de un follaje. 
El otoño la azota; 
y simula, cayendo, el ala rota 
de un agorero pájaro difunto.

Monólogo muy quedo, 
porque mi propia voz me infunde miedo! 
Sobre un cristal vecino 
un álamo hace un trazo 
con la desnuda sombra de su brazo. 
Quiero huir.  Mas la anchura del camino 
‑nublada de otra proyección de trazos‑ 
tras la congoja de mi planta mueve 
el ademán de un escuadrón aleve 
de esqueléticos brazos. 
Quiero huir. Mas mi planta no se atreve. 
Y me detengo. Una espectral figura 
nace del fondo de la noche oscura: 
crece, avanza, se acerca, se aproxima 
a la desolación de mi pavura; 
y al transitar, su grave paso suena 
cual si fuera el remedio de una rima 
de honda y letal desesperanza llena.

¡Oh sombra! Eres la sombra del insano 
poeta peregrino 
que invadió la tiniebla de lo arcano, 
con un gesto de horror, 
al compás de su lento Never More.

¡Oh sombra! Te adivino:
eres la sombra de un dolor hermano.
Dame el laurel divino
que floreció en la gracia de tu mano,
sin darme la siniestra
copa de vino que escanció tu diestra.
Se va la noche. Imperativamente
su pupila entreabre en el oriente
el sol de un nuevo día;
y su lumbre me encuentra todavía
monologando en frente
de una casa vetusta que es la mía!


florecitas

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