Este poema es producto de una noche en la que yo miraba por la ventana del piso 20, donde vivo. Yo miraba el oscuro cielo y la soledad misma empezó a pintar el poema en el lienzo de la noche.
Belkis M. Marte
Añoranza
La ventana dibuja la noche con su pincel de brisa.
Respira estrellas que se adhieren a su oscuro lienzo.
El rocío se escurre entre las páginas del destino;
y, frío, penetra el viento en la entraña del universo,
que me ataca
desplegando ante mis ojos el pasado.
No entiendo las razones.
¿En virtud de que se alarga tanto el recuerdo?
¿Por qué parece infinito si su valor se esfuma
como savia en rama seca?
La nostalgia es trampa
que atraviesa los sentidos.
Se oculta en los aromas, en los roces,
en los rincones del recuerdo.
Tiene mañas la nostalgia.
Espíritu en reposo
que despierta con la alegría de una sonrisa,
la sazón de una lágrima,
el brillo de una mirada,
o la danza remolino de una hoja.
Es un renacer que asoma con la respiración honda
de una rosa prensada en un libro.
La nota azul de un saxofón
estremece la añoranza.
El trago agridulce del vino
besa los labios erizando tu garganta
mientras desfila frente a ti el ayer.
Despejemos los recuerdos.
Tal vez descansen en paz
y dejen de doler tanto.
Del libro Por si no Amanece/In case dawn never comes (Poesía). Books&Smith, 2021
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