Canciones de Cuna
Meciendo
Por Gabriela Mistral (1889-1957)
El mar sus millares de olas
mece, divino.
Oyendo a los mares amantes,
mezo a mi niño.
El viento errabundo en la noche
mece los trigos.
Oyendo a los vientos amantes,
mezo a mi niño.
Dios Padre sus miles de mundos
mece sin ruido.
Sintiendo su mano en la sombra
mezo a mi niño.
Publicado en Ternura. Canciones de niños: rondas, canciones de la tierra, estaciones, religiosas, otras canciones de cuna (1923.) Poema en dominio público.

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Canciones de Cuna
Rocío
Por Gabriela Mistral (1889-1957)
Ésta era una rosa
que abajó el rocío:
éste era mi pecho
con el hijo mío.
Junta sus hojitas
para sostenerlo
y esquiva los vientos
por no desprenderlo.
Porque él ha bajado
desde el cielo inmenso
será que ella tiene
su aliento suspenso.
De dicha se queda
callada, callada:
no hay rosa entre rosas
tan maravillada.
Ésta era una rosa
que abajó el rocío:
éste era mi pecho
con el hijo mío.
Publicado en Ternura. Canciones de niños: rondas, canciones de la tierra, estaciones, religiosas, otras canciones de cuna (1923). Poema en dominio público

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Canciones de Cuna
Apegado a mí
Por Gabriela Mistral (1889-1957)
Velloncito de mi carne,
que en mi entraña yo tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!
La perdiz duerme en el trébol
escuchándole latir:
no te turben mis alientos,
¡duérmete apegado a mí!
Hierbecita temblorosa
asombrada de vivir,
no te sueltes de mi pecho:
¡duérmete apegado a mí!
Yo que todo lo he perdido
ahora tiemblo de dormir.
No resbales de mi brazo:
¡duérmete apegado a mí!
Publicado en Ternura. Canciones de niños: rondas, canciones de la tierra, estaciones, religiosas, otras canciones de cuna (1923). Poema en dominio público

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Canciones de Cuna
La casa
Por Gabriela Mistral (1889-1957)
La mesa, hijo, está tendida
en blancura quieta de nata,
y en cuatro muros azulea,
dando relumbres, la cerámica.
Ésta es la sal, éste el aceite
y al centro el Pan que casi habla.
Oro más lindo que oro del Pan
no está ni en fruta ni en retama,
y da su olor de espiga y horno
una dicha que nunca sacia.
Lo partimos, hijito, juntos,
con dedos duros y palma blanda,
y tú lo miras asombrado
de tierra negra que da flor blanca.
Baja la mano de comer,
que tu madre también la baja.
Los trigos, hijo, son del aire,
y son del sol y de la azada;
pero este Pan «cara de Dios»
no llega a mesas de las casas.
Y si otros niños no lo tienen,
mejor, mi hijo, no lo tocaras,
y no tomarlo mejor sería
con mano y mano avergonzadas.
Hijo, el Hambre, cara de mueca,
en remolino gira las parvas,
y se buscan y no se encuentran
el Pan y el hambre corcovada.
Para que lo halle, si ahora entra,
el Pan dejemos hasta mañana;
el fuego ardiendo marque la puerta,
que el indio quechua nunca cerraba,
¡y miremos comer al Hambre,
para dormir con cuerpo y alma!
Publicado en Ternura. Canciones de niños: rondas, canciones de la tierra, estaciones, religiosas, otras canciones de cuna (1923). Poema en dominio público

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Canciones de Cuna
Hablando al padre
Por Gabriela Mistral (1889-1957)
Padre: has de oír
este decir
que se me abre en los labios como flor…
Te llamaré
Padre, porque
la palabra me sabe a más amor.
Tuya me sé
pues que miré
en mi carne prendido tu fulgor.
Me has de ayudar
a caminar,
sin deshojar mi rosa de esplendor.
Me has de ayudar
a alimentar
como una llama azul mi juventud,
sin material
basto y carnal:
¡con olorosos leños de virtud!
Por cuanto soy
gracias te doy:
porque me abren los cielos su joyel,
me canta el mar
y echa el pomar
para mis labios en sus pomas miel.
Porque me das,
Padre, en la faz
la gracia de la nieve recibir
y por el ver
la tarde arder:
¡por el encantamiento de existir!
Por el tener
más que otro ser
capacidad de amor y de emoción
y el anhelar
y el alcanzar,
ir poniendo en la vida perfección.
Padre, para ir
por el vivir,
dame tu mano suave y tu amistad,
pues, te diré,
sola no sé
ir rectamente hacia tu claridad.
Dame el saber
de cada ser
a la huerta llamar con suavidad,
llevarle un don,
mi corazón,
¡y nevarle de lirios su heredad!
Dame el pensar
en Ti al rodar
herida en medio del camino. Así
no llamaré,
recordaré
el vendador sutil que alienta en Ti.
Tras el vivir,
dame el dormir
con los que aquí anudaste a mi querer.
Dé tu arrullar
hondo el soñar.
¡Hogar dentro de Ti nos has de hacer!
Publicado en Ternura – Canciones de Niños (1924). Poema en dominio público

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Dulzura
Por Gabriela Mistral (1889-1957)
Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzura extremas.
Es tuyo mi cuerpo
que hiciste cual ramo
deja removerlo
sobre tu regazo.
Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío:
sobre tus dos brazos
tenme suspendido.
Madrecita mía,
todito mi mundo
déjame decirte
los cariños sumos.
Publicado en Ternura (1945). Poema en dominio público

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