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La bota sobre el cuello

A los mártires de Black Lives Matter
a propósito del mural BLM en Worcester

(Versión en inglés Boot on the throat)

Sobre el cuello de la Historia
hay una bota negra
asfixiante, ella
lleva por dentro el peso del blanco dominante.

Las manos de la Historia
están atadas a su espalda por grilletes modernos
(blancos, de plástico cortante)
constriñen también los pies
a la altura del negro tobillo
de la Historia que exhalando gime:

“¡no puedo respirar¡”

La bota ancestral, poderosa
se sabe autoritaria, indolente es
al clamor de la Historia.
Apática al cuello
a la vida apagada
bajo su blanco peso de centurias

la bota blanca perpetúa
una asfixia de siglos
cíclica, castrante.

Discrimina, persigue,
acusa, golpea
encierra
deshumaniza
sepulta los sepulcros
para esconder la Historia
la misma Historia muerta bajo su bota.
Muerta, ignorada, silenciada, proscrita
la Historia vestida, maquillada, peinada
al rigor de la bota opresora de siglos
se repite en las calles, en las cárceles,
se desdice en las escuelas
se niega en los altares
se hace tuerta en los tribunales.

No importa el nombre de la Historia.
Tantos han sido que uno más de sus hijos
bajo la bota es eso, uno más. Y otro más
igual que ayer y mañana otro más
hasta que un volcán de cuellos asfixiados
revienta el universo tras aquel otro muerto
(que no ha de ser el último de los muertos)
brotan como lava todos los muertos del pasado
con el grito presente por las calles plurales
con el clamor del mundo que indignado anega
las paredes del odio, la estructura del odio,
con un ¡basta! oceánico quebrador del oprobio
un latido telurico, un alud vocifera

¡no puedo respirar!

Y las calles se pueblan de pechos indignados
y en todas latitudes y de todas las razas
sale el estruendo unísono, el estrépito único
quebrador de las botas genocidas, irrumpe
el fragor reluciente decidiendo el futuro
sin las infames botas
sobre la nueva Historia
que ha de escribir el Pueblo.


florecitas

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