poema 24 al Ozama: acuarela
superficie de luces agotadas donde apenas el sonido de la sombra suena. yo te nombro ciudad irreal hundida en la penumbra de un recuerdo invernal. el Ozama que fluye por cada objeto a la deriva es una historia. el Ozama que sube del fondo de la noche hacia mi palabra. un pez flota suspenso entre la imaginación y un escarceo brillante de hojas secas. el Ozama refugio del miedo de la noche y de toda la pobreza de unos hombres. largo testimonio de secretas temporadas de amor y de todo excremento vertedero. yo te nombro ciudad irreal hundida en la penumbra de un recuerdo invernal. cuando en la orgía de las horas oscuras no queda diferencia y el amanecer estalla en su maravilla cotidiana. cuando el silencio penetra el aire ancho y el murmullo de los troncos y las piedras. el río que hay en el Ozama empieza a sudar leche la luna y baba. empieza a mostrar sus ahogados. sus ángeles suicidas. sus dioses imperfectos. sus luases orinados. sus vírgenes violadas por murciélagos y sapos. los lanchones de hueso dejan la superficie cantando su retorno hacía lo profundo. todo mi cuerpo. toda mi memoria contenidos por el río que corre en el Ozama. todo mi ser desgonzado y transido. superficie de luces diluidas por donde ya no se oyen las rancias velloneras. yo te nombre ciudad irreal hundida en la penumbra de un recuerdo fatal.
Del libro La invención del día, 2000
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