Cuando nací
Por Mateo Morrison (1946-)
Cuando nací
me recibió el guayabo sonriendo
y mi padre no me envió a recorrer
los caminos de la vida.
Prefirió protegerme en su entorno
los primeros años
para que el viento
no se llevara mi delgadez extrema.
Mi madre se encargó
de que mi crecimiento
fuera agradable:
construyó en nuestro patio un jardín
y me enseñó el nombre exacto de las flores.
Aprendí a deletrear las madrugadas
y a levantarme temprano a saludar el día
con un respiro al aire fresco;
recorría el patio hablando en solitario.
Se cruzaron en mí los caballitos
de madera y las estrellas,
las hamacas y las campanas de la iglesia.
Con la muerte de mis padres me llegó
la adultez.
Tuve que arar mi nuevo territorio
y ahí se inició la nueva historia.
Un deseo infinito de escribir
y una palabra difícil de encontrar.
Un camino de escombros donde cada letra
reclama su lugar exacto
y cada frase se me escurre por los dedos
formando su propio espacio
para ser habitado con humildad
hasta que otro árbol del patio me despida.
Publicado en el libro Poesía, filosofía y ciencia a través de varios textos fundamentales. 2019. Usado con permiso del autor.
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