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Las Dos Rosas

Por Franklin Mieses Burgos

Pero nunca sabremos
lo que la rosa es fuera de nosotros

Leopoldo Marechal.

I

La rosa del jardín.
La simple rosa fácil para todos,
al tallo del rosal, crucificada.

La que asomada pública y desnuda
al borde de la brisa, vocifera
como el mejor pregón de su perfume.

La rosa muerta
en su nacer más pronto…

Rosa mortal
de vida transitoria:
Pequeño sol botánico encendido
¡Cerrado nudo de color y aroma!

La que varada a orillas de sí misma,
a orillas de sí misma se abandona·
hacia la fina levedad del aire.

La rosa mariposa encadenada
a su única forma llevadera.
Aquella vegetal rosa que sueña
con un viajero corazón de alas.

La distraída rosa sin memoria.
La rosa que se olvida de la oscura
proletaria raíz que la levanta.

La que empieza a morir todos los días
en su ataúd de pétalos atados
con el sólo contacto jubiloso
del ojo enamorado que la mira.

La rosa estatua de sí misma erguida
sobre su verde pedestal de hojas:
intacta forma, material, sin fuga.

La rosa soledad desgarradora,
entre sus propios límites:
cautiva.

La rosa eso: ¡Nada más que rosa!
sola y externa, estricta y objetiva,
en su hueca presencia realizada.

La otra rosa también,
la simulada:
fantasma corporal de otro fantasma,
rostro espectral donde el color tan s6lo
suscita otra mentira,
otra historia banal que se deshoja
en torno a la ilusión de los sentidos.

II

Ninguna de estas rosas
de afuera, es la rosa.
La íntima. La rosa recatada
en su existir más hondo y verdadero
¡La que el ángel defiende con su espada!

La oscura rosa abstracta, la ambiciosa
sugestiva palabra que edifica
múltiples formas de su propio origen.

La rosa del poeta
fidedigna.

La que nace de sí para quebrarse
en diferentes orbes y cometas.

Cuando la rosa del rosal perece
esta rosa de sangre resucita.
Torna a buscar su eternidad de siempre
al labio conmovido que, muriendo,
la nombra por su nombre.

Que dice rosa sólo y aparece
un bello rostro inmaterial, herido;
una forma tan leve que en el viento
su cuerpo no fatiga .

Inespacial presencia de un objeto
de pura irrealidad que construimos
para goce y deleite de ese amoroso dios
de soledades
que clamando por dentro nos habita.


Miéses Burgos, F. (2018). Las Dos Rosas. (Poesía). AULA Revista de Humanidades y Ciencias Sociales. https://doi.org/10.33413/aulahcs.1985.0i0.33


florecitas

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