Melancolía
Dejaré mis niños.
Partiré del pueblo.
Me roerá la angustia que a los peregrinos
acoge en silencio.
El día que parta,
todos a sus puertas saldrán a verme;
encontraré en mi senda alguna anciana
de las que socorría algunas veces…
Cuando unos pinos cruce
fustigaré mi potro;
y aunque el norte no empañe ni una nube,
mi pañuelo de hilo me llevaré a los ojos.
Al verme las perdices
levantarán el vuelo;
llorará en una palma una tórtola triste,
y tal vez si un can sucio me seguirá a lo lejos…
Por unas semanas y aun meses
me instigará una sombra;
luego… mis cantos en la mañana alegre.
¿Y después?… el olvido y algunas muertas rosas.
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