Skip to content

Estíos que son de mi Alma

Por Lorenzo Araújo (1947-)

Estíos que son de mi alma.
Ensueños de mis ojos.
Pasión de mis quimeras,
Que encierran mil tesoros.

Cuando en la primavera brotan los manantiales,
una fuerza sublime da vigor a la tierra,
con un verdor profundo todas las plantas crecen,
Y en su fronda los pájaros cantan cuando amanece.
De polen y de trinos los aires enloquecen.

Al llegar el verano,
un azul denso puro viste de galas el cielo,
Y al horizonte nadan los pájaros en sus vuelos.
¡Claro días! auroras de jubilosas luces.
Crespúsculos de brillo.
Mañanitas de tierno rocío.
Lágrimas de ternura de Dios para los niños.

Luego llega el otoño.
Una alfombra dorada cubre toda la tierra,
Crepitar de hojas secas, remolinos de brisa,
quejidos de hojas muertas.
Ya desnudos los arboles a la intemperie quedan.
Las ramas deshojadas todas apuntan al cielo.
Como una multitud mordiéndose los labios,
Piden al cielo llorando que se opere un milagro,
mas no serán oídas, ¡el invierno a llegado!

Querían llorar los árboles cuando llega el invierno
Y hace que en su interior la savia viva sueñe.
E invernando la Savia en su soñar espera,
Que se renueve el ciclo, verano-primavera.

La verde primavera me vuelve el alma pura,
Y el azul del verano con su claror me endulza.
Contrastante el otoño de oraciones y plegarias,
hace que el frio de invierno llene de estío mi alma.

Las cambiantes estaciones en el año se operan
Y hacen que el corazón se alegre, cante, llore.
Todas las estaciones, dadas, ¡que augusta calma!
De mi vida de ensueños, estíos que son de mi alma …


Publicado en el poemario de Lorenzo Araújo. 2015. “Poesía sin Tiempo”. Editorial Santuario, Santo Domingo. Presentado aquí con permiso del autor.


florecitas

Regresar al índice de poemas de Las Estaciones
Regresar al índice de Poemas de la Naturaleza