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A fuerza de fuerzas

Por Mary Ely Marrero Pérez (Puerto Rico)

Pachamama me habla
con susurros y nanas confesionales
sobre su apasionamiento
por la matria toda,
sobre sus amoríos
por los vientres perennes
hechos de tierra cavada.

Con su much’ay
en mi frente apasionada,
me siembra semillas
en el sustrato
de mi alma fértil de consciencia.
Se hace ósculo
en bienaventurada sesera abonada.

Ella es warmi guerrera,
y en sus ovarios
permite crecer sus raíces
que servirán de municiones
para atacar el devenir yermo
de los seres sin sapiencia.

Mi madre se hace wasi
para mi cuerpo pululante,
se hace zanja donde yacer
es trascendencia,
dónde cada retoño
es pared de resistencia protectora.

Ella, tan diosa,
hace copular a inti y killa
para que los retoños surjan
a fases de noches
acurrucadas por la luz del día.

Ella, tan viva,
se hace la wayta
para alimentar
zumbadores que riman con vida.
Se pare con pétalos perennes
que, aún cuando se marchitan,
se hacen polvo y regresan
para vencer la nada y el final.

Ella, dadora a borbotones,
ansciende en llanlla ruru,
dulce, madura,
sabrosa evidencia
de que la madre nutre
con la pulpa de la esperanza
puesta en el goce y no en la pena.

Pachamama se arde,
se aviva,
se emana en wayran huracanado
para expandirse en la líbido
de la brisa que acaricia
a la natura que se compenetra
y ama para derramarse.

Pachamama se tiende,
se alza,
se soterra
para bañarse de ch’all chaq para
hecha de poesía mojada,
lagrimada con la emoción
de quien adora la vida
que solo a fuerza de fuerzas nos ampara.


Poema inédito. Reproducido aquí con permiso de la autora.


florecitas

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