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jacinto

A mi padre

Por Pedro Garfias (1901-1967)

¿Por qué no hablamos nunca, largamente,
tú y yo padre, cuando esto era posible,
como dos hombres, como dos amigos
o dos desconocidos que se encuentran

en el camino y echan un cigarrillo
y se sientan al borde de la vida
mirando pasar la tarde y el camino
y hablan, hablan y callan, pausas de humo,

miradas vagas, las palabras caen
y se quedan flotando en el silencio,
a veces dicen su verdad primera,

el origen, la fuente, y se desnudan,
las palabras desnudas amanecen,
por qué no hablamos nunca, solos, largo?…

Fuente: Poetas Andaluces. Poema en dominio público.


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jacinto

A mi padre

Por Jorge Luis Borges (1899 – 1986)

Tú quisiste morir enteramente,
la carne y la gran alma. Tú quisiste
entrar en la otra sombra sin la triste
plegaria del medroso y del doliente.

Te hemos visto morir con el tranquilo
ánimo de tu padre ante las balas.
La guerra no te dio su ímpetu de alas,
la torpe parca fue cortando el hilo.

Te hemos visto morir sonriente y ciego.
Nada esperabas ver del otro lado,
pero tu sombra acaso ha divisado

los arquetipos últimos que el griego
soñó y que me explicabas. Nadie sabe
de qué mañana el mármol es la llave.

Fuente: Poeticous


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jacinto

A mi hijo

Por José Moreno Villa (1887 – 1955)

Vienes, hijito, cuando ya la luna
domina todo el cielo de mi vida.
Cuando suplanta el búho
al ruiseñor vivaz y tempranero.

Vienes cuando tu padre
no sube ya los montes;
y prefiere, callado,
mirar cómo fue todo, cómo todo
se fue quedando atrás en el camino.

Déjame tu manita de Arzobispo,
manteca más que carne, leche viva,
que mañana será mano de obrero
con alma de señor.

Tu manita expresiva,
que agarra el biberón con impaciencia
y, a medida que bebes,
se afloja, se separa,
se mueve alegremente
como rama nutrida en busca de aire.

Déjame ver tus ojos, que ya miran
los colores y formas de las cosas
sin entender el alma;
casi, casi lo mismo que tu padre.

Tus ojitos que ya me reconocen,
que ya ven en los míos algo tuyo;
que ya se ven en mí
como yo en ti me veo, flor tardía.
Y ríeme al llegar, cuando aparezco
en el breve escenario de tus ojos.
Ríeme así, con ancha boca, encías,
paladar, boca intacta,
boca sin dientes, todavía entrañas,
color de corazón oxigenado.

Ríeme, flor tardía.
y borra así la raspa
de haberte dado cita
en un mundo que ofrece y nunca cumple.

Fuente: Poetas Andaluces. Poema en dominio público.


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Si supiera

jacinto

Por Gabriel García Márquez (1927–2014)

Si supiera que esta fuese la última vez
que te veo salir por esa puerta,
te daría un abrazo, un beso,
te llamaría de nuevo para darte más…

Si supiera que esta fuera la última vez
que voy a oír tu voz,
grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas
una y otra vez indefinidamente…

Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo,
diría te quiero
y no asumiría tontamente
que ya lo sabes.

Siempre hay un mañana y la vida
nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien,
pero por si me equivoco
y hoy es todo lo que nos queda,
me gustaría decirte cuanto te quiero,
que nunca te olvidaré…

Fuente: Trianarts


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Mi viejo

Por José Tcherkaski (1943)

jacinto

Es un buen tipo mi viejo
Que anda solo y esperando
Tiene la tristeza larga
De tanto venir andando
Yo lo miro de desde lejos
Pero somos tan distintos
Es que creció con el siglo
Con tranvía y vino tinto
Viejo, mi querido viejo
Ahora ya caminas lento
Como perdonando el viento
Yo soy tu sangre, mi viejo
Soy tu silencio y tu tiempo
Él tiene los ojos buenos
Y una figura pesada
La edad se le vino encima
Sin carnaval ni comparsa
Yo tengo los años nuevos
Mi padre los años viejos
El dolor lo lleva dentro
Y tiene historia…

Este poema es más conocido en una versión musicalizada por el cantante Piero.

Fuente: DiarioJudio.com


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