Frente a las “Palisades” del Hudson
El cielo de otoño, do van confundidos
el gris de las nieblas y el diáfano azul,
palidece apenas, en vago crepúsculo,
del sol decadente a la mustia luz.
La tarde está pálida. El viento muy leve
apenas agita el paisaje otoñal:
en una ribera, los verdes peñascos,
en otra, callada, la inmensa ciudad.
Las aguas tranquilas del río reflejan
azules y pálidas el cielo otoñal,
y viajan muy lentas entre ambas orillas
las velas blanquísimas de sportivo yacht.
El viento dormita. El yacht se detiene:
sus velas reciben del astro la luz.
Delante del barco la lumbre riëla:
un surco de oro en campo de azul.
Nueva York, 1904
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