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Impresiones

Quejas del alma, vagos rumores, 
lejanas brumas, rayos de luz, 
fragante aroma de índicas flores, 
himnos de guerra, cantos de amores 
brotan al ritmo de tu laúd.

¿Quién, recorriendo tus Fantasías, 
hijas del trópico abrasador, 
vibrar no siente las armonías 
de aquella raza que en otros días 
poblar sus selvas Quisqueya vio?

Sobre la cumbre de las montañas, 
de las palmeras bajo el dosel, 
al grato abrigo de las cabañas, 
y hasta en las grutas al hombre extrañas 
haces del indio la sombra ver.

Y el aire cruza triste lamento, 
y el eco suena del tamboril, 
y al valle indiano, y al ave, al viento 
a todo presta tu blando acento 
fuego, armonía, vida y matiz.

Y el junco verde que en la onda 
la tumba sola que arrulla el mar, 
y el ave errante que allá suspira, 
notas perennes dan a tu lira, 
tristes historias llenas de afán.

Entre sus bosques afortunados 
no escucho nunca la indiana grey 
dulces areitos tan acordados 
como tus cantos privilegiados, 
vagos preludios de ignoto edén.

Parece, bardo, que el genio ardiente 
de estas regiones habitador 
templó tu lira suave y doliente, 
y en viva lumbre bañó tu frente 
dando a tus ritmos inspiración.

Que si inspirado suena tu canto 
poblando aéreo la soledad, 
ávida el alma te sigue, en tanto 
que dulces notas de nuevo encanto 
fascinadoras haces vibrar.

Cuando al transporte del numen cedes, 
cuando tu mano pulsa el laúd 
y en la armonía fácil excedes, 
¡ay, quién pudiera, como tú puedes, 
dar a sus trovas música y luz!

Pues de una fama ya merecida 
tus Fantasías vuelan en pos, 
mientras acepto, reconocida, 
de esos cantares llenos de vida 
con noble orgullo la ofrenda yo.

¡Oh, de la patria de Anacaona 
cantor amante, bardo feliz! 
ciñe con flores de nuestra zona 
la que prepara digna corona 
para tus sienes el porvenir.


florecitas

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