Salomé-I

Llegada del invierno

Llega en buen hora, más no presumas 
ser de estos valles regio señor 
que en el espacio mueren tus brumas 
cuando del seno de las espumas 
emerge el astro de esta región.

En otros climas, a tus rigores 
pierden los campos gala y matiz, 
paran las aguas con sus rumores, 
no hay luz ni brisas, mueren las flores, 
huyen las aves a otro confín.

En mi adorada gentil Quisqueya, 
cuando el otoño pasando va, 
la vista en vano busca tu huella: 
que en esta zona feliz descuella 
perenne encanto primaveral.

Que en sus contornos el verde llano, 
que en su eminencia la cumbre azul, 
la gala ostentan que al suelo indiano 
con rica pompa viste el verano 
y un sol de fuego baña de luz.

Y en esos campos donde atesora 
naturaleza tanto primor, 
bajo esa lumbre que el cielo dora, 
tiende el arroyo su onda sonora 
y alzan las aves tierna canción.

Nunca abandonan las golondrinas 
por otras playas mi hogar feliz: 
que en anchas grutas al mar vecinas 
su nido arrullan, de algas marinas, 
rumor de espumas y auras de abril.

Aquí no hay noches aterradoras 
que horror al pobre ni angustia den, 
ni el fuego ansiando pasa las horas 
de las estufas restauradoras 
que otras regiones han menester.

Pasa ligero, llega a otros climas 
donde tus brumas tiendas audaz, 
donde tus huellas de muerte imprimas, 
que aunque amenaces mis altas cimas 
y aunque pretendas tu cetro alzar, 
siempre mis aguas tendrán rumores, 
blancas espumas mi mar azul, 
mis tiernas aves cantos de amores, 
gala mis campos, vida mis flores, 
mi ambiente aromas, mi esfera luz.


florecitas

Regresar a las obras de Salomé Ureña de Henríquez