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La fé en el porvenir

A la Sociedad «Amigos del País»

Cual gladiador valiente 
que al circo peligroso se abalanza 
y lidia tenazmente, 
trémulo de valor y de esperanza, 
y sólo cesa en la tremenda lucha 
cuando aclamarse vencedor escucha; 
tal, de entusiasmo llena, 
se lanza audaz la juventud fogosa 
con pecho firme en la vital arena. 
El alma generosa, 
de impaciencia y ardor estremecida, 
rasgar intenta del futuro el velo, 
penetrar los misterios de la vida, 
salvar los mundos, escalar el cielo.

Eterna soñadora 
de triunfos y grandezas inmortales, 
con viva luz sus horizontes dora. 
Decidle que ideales 
son los portentos que su mente crea, 
que es vana la esperanza que la agita: [1] 
triunfante el orbe mostrará su idea 
si le infunde valor la fe bendita.

¡Ah, no la detengáis! Dejad que ardiente 
de su noble ambición el rumbo siga; 
dejadla al cielo levantar la frente; [2] 
dejad que un rayo de esa lumbre amiga 
su corazón encienda, 
y la veréis inquebrantable, osada, 
por el honor y la virtud llevada, 
lauros segar en su espinosa senda.

Si el arte peregrino 
con sus prodigios mágicos la alienta, [3] 
dejadla proseguir en su camino; 
que allá a lo lejos brilladora palma 
un futuro de gloria le presenta, 
y a conquistarla volará su alma.

Si al campo de la ciencia 
con entusiasta admiración la guía [4] 
ansiosa de saber su inteligencia, [5] 
espacio dadle, y triunfadora un día 
veréis cuál se levanta, 
leyes dictando a la creación entera, 
la tierra a sujetar bajo su planta 
y a medir de los astros la carrera. [6]

Dejadla proseguir. ¡Ay del que nunca [7] 
sintió inflamarse en entusiasmo santo, 
y de la Patria la esperanza trunca! 
Miserable existir, inútil vida 
la que se aduerme en el error, en tanto 
que en lucha activa se estremece el mundo, 
siguiendo tras la luz apetecida 
de gloria y bienestar germen fecundo.

Avanza ¡oh juventud! lucha, conquista 
del bien supremo la eminente cumbre, 
tiende al futuro la impaciente vista, 
y a la fulgente lumbre 
que allá te muestra tu inmortal anhelo, 
con la virtud por guía, 
sigue inspirada de tu mente el vuelo 
y llévete do quieras tu osadía.

Atleta infatigable, 
del bien y el mal en la contienda ruda, 
te alzarás invencible, formidable, 
si el entusiasmo, si la fe te escuda. 
Que atraviese tu voz el aire vago [8] 
las almas convocando a la victoria: 
tuya es la lucha del presente aciago, 
tuya será del porvenir la gloria.


Notas:

[1] En ed. 1880: “…que le agita;“.
[2] En ed. 1880: “dejadle el cielo…“.
[3] En ed. 1880: “…le alienta,“.
[4] En ed. 1880: “con su entusiasta admiración le guía“.
[5] En ed. 1880: “sedienta de saber…“.
[6] En ed. 1880: “y medir de los astros…“.
[7] En ed. 1880: “Dejadle…“.
[8] En ed. 1880: “…voz al aire libre“.


florecitas

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