Atahualpa Yupanqui (1908-1992)
La Guitarra
Hecha de miel y pesares
y con espuma de lágrimas.
Con besos de luna llena,
con sangre de madrugadas.
Hecha con lumbre de auroras
y rumor de acequias claras.
Madura de soledades
bajo las estrellas altas.
Nace cien veces la música
del fondo de la guitarra.
Su madera no es madera;
Es una selva incendiada.
Crisol de todos los cantos.
Dolor de todas las ramas.
Para volar en la noche
usa dos manos por alas.
Vuela la música, lejos
bajo las estrellas altas.
Y siempre nace y renace
del fondo de la guitarra.
Vino la guerra mordiendo
la libertad de la Patria.
Crecieron las montoneras,
potros, galopes y lanzas.
Vinieron tiempos de siembra.
nació la semilla clara.
Cantó la tierra olorosa.
Florecieron las mañanas.
Y se llenó de cantares
la selva de la guitarra.
Pena de los trovadores
Es pena dulce y amarga:
Dulzura de dar la dicha,
amargor de no lograrla.
Arquitecto de consuelos,
sólo tiene noche larga.
Herida que se hace canto
bajo las estrellas altas,
porque conoce estas cosas
tiene penas la guitarra.
Soneto Para Reguera
Si una guitarra triste me dijera
que no quiere morir entristecida,
me pondría a rezar sobre su herida
con tal de recobrar su primavera.
Si un triste trovador hoy me pidiera
un poquito de luz para su vida,
toda la selva en fuego convertida
para su corazón yo le ofreciera.
Mas, de poco valió la proclamada
pujanza de mi anhelo, si callada
la muerte te llevó, Daniel Reguera.
Pasa tu zamba por la noche oscura,
y el eco de tu voz en la llanura
sigue buscando luz y primavera.
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