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A Julia de Burgos

Por Julia de Burgos (1914-1953)

Ya las gentes murmuran que yo soy tu enemiga
porque dicen que en verso doy al mundo tu yo.

Mienten, Julia de Burgos. Mienten, Julia de Burgos.
La que se alza en mis versos no es tu voz: es mi voz
porque tú eres ropaje y la esencia soy yo;
y el más profundo abismo se tiende entre las dos.

Tú eres fria muñeca de mentira social,
y yo, viril destello de la humana verdad.

Tú, miel de cortesana hipocresías; yo no;
que en todos mis poemas desnudo el corazón.

Tú eres como tu mundo, egoísta; yo no;
que en todo me lo juego a ser lo que soy yo.

Tú eres sólo la grave señora señorona; yo no;
yo soy la vida, la fuerza, la mujer.

Tú eres de tu marido, de tu amo; yo no;
yo de nadie, o de todos, porque a todos, a todos,
en mi limpio sentir y en mi pensar me doy.

Tú te rizas el pelo y te pintas; yo no;
a mí me riza el viento, a mí me pinta el sol.

Tú eres dama casera, resignada, sumisa,
atada a los prejuicios de los hombres; yo no;
que yo soy Rocinante corriendo desbocado
olfateando horizontes de justicia de Dios.

Tú en ti misma no mandas; a ti todos te mandan;
en ti mandan tu esposo, tus padres, tus parientes,
el cura, la modista, el teatro, el casino,
el auto, las alhajas, el banquete, el champán,
el cielo y el infierno, y el que dirán social.

En mí no, que en mí manda mi solo corazón,
mi solo pensamiento; quien manda en mí soy yo.
Tú, flor de aristocracia; y yo, la flor del pueblo.
Tú en ti lo tienes todo y a todos se lo debes,
mientras que yo, mi nada a nadie se la debo.

Tú, clavada al estático dividendo ancestral,
y yo, un uno en la cifra del divisor social
somos el duelo a muerte que se acerca fatal.

Cuando las multitudes corran alborotadas
dejando atrás cenizas de injusticias quemadas,
y cuando con la tea de las siete virtudes,
tras los siete pecados, corran las multitudes,
contra ti, y contra todo lo injusto y lo inhumano,
yo iré en medio deellas con la tea en la mano.

Publicado en Song of the Simple Truth: The Complete Poems of Julia de Burgos– edición bilingüe. Curbstone Books. 1997. Poema en dominio público.


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!Oh mar, no esperes más!

Por Julia de Burgos (1914-1953)

Tengo caído el sueño,
y la voz suspendida de mariposas muertas.
El corazón me sube amontonado y solo
a derrotar auroras en mis párpados.

Perdida va mi risa
por la ciudad del viento más triste y devastada.
Mi sed camina en ríos agotados y turbios,
rota y despedazándose.

Amapolas de luz, mis manos fueron fértilestentaciones de incendio.
Hoy, cenizas me tumban para el nido distante.

¡Oh mar, no esperes más!
Casi voy por la vida como gruta de escombros.
Ya ni el mismo silencio se detiene en mi nombre.
Inútilmente estiro mi camino sin luces.
Como muertos sin sitio se sublevan mis voces.

¡Oh mar, no esperes más!
Déjame amar tus brazos con la misma agonía
con que un día nací. Dame tu pecho azul,
y seremos por siempre el corazón del llanto…

Publicado en Song of the Simple Truth: The Complete Poems of Julia de Burgos– edición bilingüe. Curbstone Books. 1997. Poema en dominio público.


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Poema para mi muerte

Por Julia de Burgos (1914-1953)

Ante un anhelo

Morir conmigo misma, abandonada y sola,
en la más densa roca de una isla desierta.
En el instante un ansia suprema de claveles,
y en el paisaje un trágico horizonte de piedra.

Mis ojos todos llenos de sepulcros de astro,
y mi pasión, tendida, agotada, dispersa.
Mis dedos como niños, viendo perder la nube
y mi razón poblada de sábanas inmensas.

Mis pálidos afectos retornado al silencio
—¡hasta el amor, hermano derretido en mi senda!—
Mi nombre destorciéndose, amarillo en las ramas,
y mis manos, crispándose para darme a las yerbas.

Incorporarme el último, el integral minuto,
y ofrecerme a los campos con limpieza de estrella
doblar luego la hoja de mi carne sencilla,
y bajar sin sonrisa, ni testigo a la inercia.

Que nadie me profane la muerte con sollozos,
ni me arropen por siempre con inocente tierra;
que en el libre momento me dejen libremente
disponer de la única libertad del planeta.

¡Con qué fiera alegría comenzarán mis huesos
a buscar ventanitas por la carne morena
y yo, dándome, dándome, feroz y libremente
a la intemperie y sola rompiéndome cadenas!

¿Quién podrá detenerme con ensueños inútiles
cuando mi alma comience a cumplir su tarea,
haciendo de mis sueños un amasijo fértil
para el frágil gusano que tocará a mi puerta?

Cada vez más pequeña mi pequeñez rendida,
cada instante más grande y más simple la entrega;
mi pecho quizás ruede a iniciar un capullo,
acaso irán mis labios a nutrir azucenas.

¿Cómo habré de llamarme cuando sólo me quede
recordarme, en la roca de una isla desierta?
Un clavel interpuesto entre el viento y mi sombra,
hijo mío y de la muerte, me llamarán poeta.

Publicado en Song of the Simple Truth: The Complete Poems of Julia de Burgos– edición bilingüe. Curbstone Books. 1997. Poema en dominio público.


florecitas

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Yo fui la más callada

Por Julia de Burgos (1914-1953)

Yo fui la más callada
de todas las que hicieron el viaje hasta tu puerto.

No me anunciaron lúbricas ceremonias sociales,
ni las sordas campanas de ancestrales reflejos;
mi ruta era la música salvaje de los pájaros
que soltaba a los aires mi bondad en revuelo.

No me cargaron buques pesados de opulencia,
ni alfombras orientales apoyaron mi cuerpo;
encima de los buques mi rostro aparecía
silbando en la redonda sencillez de los vientos.

No pesé la armonía de ambiciones triviales
que prometía tu mano colmada de destellos
sólo pesé en el suelo de mi espíritu ágil
el trágico abandono que ocultaba tu gesto.

Tu dualidad perenne la marcó mi sed ávida.
Te parecías al mar, resonante y discreto.
Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos.
Sobre mí te seguiste como el sol en los pétalos.

Y caminé en la brisa de tu dolor caído
con la tristeza ingenua de saberme en lo cierto;
tu vida era un profundo batir de inquietas fuentes
en inmenso río blando corriendo hacia el desierto.

Un día, por las playas amarillas de histeria,
muchas caras ocultas de ambición te siguieron;
por tu oleaje de lágrimas arrancadas al cosmos
se colaron las voces sin cruzar tu misterio…

Yo fui la más callada.
La voz casi sin eco.
La conciencia tendida en sílaba de angustia,
desparramada y tierna, por todos los silencios.

Yo fui la más callada.
La que saltó la tierra sin más arma que un verso.
¡Y aquí me veis, estrellas,
desparramada y tierna, con su amor en mi pecho!

Publicado en Song of the Simple Truth: The Complete Poems of Julia de Burgos– edición bilingüe. Curbstone Books. 1997. Poema en dominio público.


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Nada

Por Julia de Burgos (1914-1953)

Como la vida es nada en tu filosofía,
brindemos por el cierto no ser de nuestros cuerpos.

Brindemos por la nada de tus sensuales labios
que son ceros sensuales en tus azules besos;
como todo azul, quimérica mentira
de los blandos océanos y de los blancos cielos.

Brindemos por la nada del material reclamo
que se hunde y se levanta en tu carnal deseo;
como todo lo carne, relámpago, chispazo,
en la verdad mentira sin fin del Universo.

Brindemos por la nada, bien nada de tu alma,
que corre su mentira en un potro sin freno;
como todo lo nada, buen nada, ni siquiera
se asoma de repente en un breve destello.

Brindemos por nosotros, por ellos, por ninguno;
por esta siempre nada de nuestros nunca cuerpos;
por todos, por los menos; por tantos y tan nada;
por esas sombras huecas de vivos que son muertos.

Si del no ser venimos y hacia el no ser marchamos,
nada entre nada y nada, cero entre cero y cero,
y si entre nada y nada no puede existir nada,
brindemos por el bello no ser de nuestros cuerpos.

Publicado en Song of the Simple Truth: The Complete Poems of Julia de Burgos– edición bilingüe. Curbstone Books. 1997. Poema en dominio público.


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Canción amarga

Por Julia de Burgos (1914-1953)

Nada turba mi ser, pero estoy triste.
Algo lento de sombra me golpea,
aunque casi detrás de esta agonía,
he tenido en mi mano las estrellas.

Debe ser la caricia de lo inútil,
la tristeza sin fin de ser poeta,
de cantar y cantar, sin que se rompa
la tragedia sin par de la existencia.

Ser y no querer ser… esa es la divisa,
la batalla que agota toda espera,
encontrarse, ya el alma moribunda,
que en el mísero cuerpo aún quedan fuerzas.

¡Perdóname, oh amor, si no te nombro!
Fuera de tu canción soy ala seca.
La muerte y yo dormimos juntamente…
Cantarte a ti, tan sólo, me despierta.

Publicado en Song of the Simple Truth: The Complete Poems of Julia de Burgos– edición bilingüe. Curbstone Books. 1997. Poema en dominio público.


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Canción hacia adentro

Por Julia de Burgos (1914-1953)

¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Hay un sólo trino entre tu amor y mi alma.

Mis dos ojos navegan
el mismo azul sin fin donde tú danzas.

Tu arco-iris de sueños en mí tiene
siempre pradera abierta entre montañas.

Una vez se perdieron mis sollozos,
y los hallé, abrigados, en tus lágrimas.

¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Un ruiseñor nos tiene en su garganta.

Los ríos que me traje de mis riscos,
desembocan tan sólo por tus playas.

Hay confusión de vuelos en el aire?
¡El viento que nos lleva en sus sandalias!

¡No me recuerdes! ¡Siénteme!
Mientras menos me pienses, más me amas.

Publicado en Song of the Simple Truth: The Complete Poems of Julia de Burgos– edición bilingüe. Curbstone Books. 1997. Poema en dominio público.


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Es nuestra la hora

Por Julia de Burgos (1914-1953)

Traidores y Judas,
¡temblad!
que es nuestra la hora.
¡Nuestra!

Ya se acerca el grito de los campesinos
y la masa,
la masa explotada despierta.
¿Dónde está el pequeño que en el “raquitismo” deshojó su vida?
¿Dónde está la esposa que murió de anemia?
¿Dónde está la “tala” que ayudó a sembrarla, la que hoy está muerta?
¿Dónde está la vaca?
¿Dónde está la yegua?
¿Dónde está la tierra?

Campesino noble
tu desgracia tiene sólo una respuesta:
El imperialismo de Estados Unidos
tiene una ancha fosa:
allí está tu muerta,
allí el pequeñuelo,
allí tu vaquita,
allí está tu yegua,
tu “tala” y tu tierra.

Campesino noble,
tu tragedia tiene sólo una respuesta:
afila tu azada,
afeita el machete,
y templa tu alma.

Baja de tus riscos
y cruza los prados borrachos de caña
!Acércate!
que en las poblaciones también hay tragedia,
también hay desgracia.
Te esperan tus pobres hermanos del mangle
y los jornaleros
y las costureras.

¡Acércate!
Mira las centrales:
¡Allí está tu muerta!
Contempla el salvaje festín de las máquinas,
agarra bien fuerte tu azada
y prosigue
y di “¡Hasta la vuelta!”
¡Acércate!
Aquí están los bancos.

Un papel tan sólo llenaría tu casa
de muchas monedas.
¿Lo tienes…? No obstante
aquí está tu tierra,
tu única vaquita,
tu “tala” y tu yegua.

Contémplalo todo:
fachadas,
banqueros,
monedas..
Empuña bien fuerte el machete
y prosigue
y di “Hasta la vuelta”.

¡Acércate!
Hay muchos que esperan
la llegada tuya
que es hoy decisiva en la causa nuestra.
¡Agarra tu azada,
¡empuña el machete
y abraza las filas de la Independencia!

Traidores y Judas,
¡temblad!
que es nuestra la hora;
Nuestra la victoria,
nuestra la República,
nuestra su grandeza.

Una patria libre se unirá al concierto
de los pueblos grandes
en Hispano América.
Y la tiranía bailará su danza
la danza macabra de la despedida
envuelta en la sangre de los mil traidores
que han alimentado
su vil salvajismo
y su cobardía.

¡Formar compañeros
a formar,
que es nuestra la hora!
¡Nuestra!
¡Nuestra!
¡Nuestra!

Poema en dominio público.


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